viernes, 2 de noviembre de 2012

Gran Vía de don Diego López de Haro, la Calle Mayor de Bilbao

Situación de la Gran Vía en el plano 



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La Gran Vía de Bilbao no fue Gran Vía de don Diego López de Haro hasta 1879; antes se llamó de San Mamés (por poco tiempo, ciertamente, salvo que tengamos en consideración el mundo de las ideas). 
 
Diego López de Haro V fue el XII Señor de Vizcaya. Se le apodó El Intruso, porque se hizo con el Señorío frente a los legítimos derechos de su sobrina, Doña María López de Haro. Fue Señor de Vizcaya entre 1295 y 1310. Fundó la villa medieval sobre el asentamiento ya existente, como solía ser común, mediante la carta fundacional (Carta Puebla) que está fechada en Valladolid en el año de 1300. A la nueva villa, que se fundó en terrenos de la anteiglesia de Begoña, en la margen derecha del Nervión, se le otorgó el Fuero de Logroño. Es decir, que por este se regían sus derechos y privilegios. 
 
En el proyecto de Ensanche de Amado de Lázaro la Gran Vía  era la arteria principal de la nueva urbe, con la plaza Elíptica como corazón del que irradiarían las calles más importantes. Lo cierto es que ya en el siglo XVIII Bilbao había tenido un gran desarrollo siderúrgico, minero y comerciall y Silvestre Pérez, afrancesado, hizo la Plaza Nueva y se encargó de elaborar el primer proyecto de Ensanche basado, claro ésta, en las ideas de la Ilustración. Pero este Ensanche nunca salió del papel. Dicen que la guerra contra la invasión francesa tuvo mucho que ver en ello, por diversas razones.Tras la ley de 7 de abril de 1861 que autorizaba la ampliación de la villa, el ingeniero Amado de Lázaro se encargó de un segundo proyecto, para el que, ante todo, era preciso fijar unos nuevos los límites jurisdiccionales. Esto, tocar los límites jurisdiccionales de Bilbao, era pisar terreno espinoso, resbaladizo y accidentado: el de las anteiglesias vecinas. Así que el plan nunca se aprobó, pero influyó en el que finalmente se llevaría adelante, que fue el de Alzola, Achúcarro y Hoffmeyer. 
 
Es un dato muy conocido que el proyecto de Lázaro se inspiraba en el de Cerdá para Barcelona. De ahí viene la forma de retícula del plano y las dos diagonales que se cruzan en la Plaza Elíptica. El trazado ferroviario conectaba la urbe con el puerto, también como en Barcelona. Este proyecto de Lázaro se consideró “poco realista” por sus dimensiones, pero los elementos básicos del trazado se mantuvieron en el plan aprobado en 1876, donde la plaza Elíptica divide en dos la Gran Vía y constituye el centro del que irradian las demás vías principales. A partir de este eje se desarrolla la trama urbana y se llevó a la práctica un proceso de urbanización no siempre ordenado ni sujeto a los números que fijaba la ley.


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