
Lo que debería ser una ruta turística por el patrimonio industrial de Bizkaia es un paseo por la decadencia y el abandono. Lo cual no deja de tener su encanto, pero el encanto efímero de lo que se va arruinando día tras día, año tras año. Valiosos edificios, piezas industriales y arquitectónicas que las autoridades competentes no han juzgado todavía dignas de ser rescatadas y restauradas.